Política Monetaria

     Una de las principales funciones del Banco Central es ejecutar la política monetaria (disciplina de la política económica que controla los factores monetarios para garantizar la estabilidad de precios y el crecimiento económico.) con el fin de ayudar a gestionar las fluctuaciones económicas.

    Es una parte de la política económica que elabora y sigue la autoridad (autoridad Estatal, económica, etc.) junto con otras políticas económicas no monetarias como la regulación de la actividad industrial, la política fiscal, los sistemas de garantías jurídicas de la actividad económica, la política sobre importaciones y exportaciones, etc.

En el caso de la política monetaria los medios que están a disposición de la autoridad son dos:

  • Controlar, aumentar o disminuir la cantidad de dinero que hay en circulación.
  • Fijar los tipos de interés que se van a aplicar.

    En base a lo que acabamos de decir la política monetaria puede ser de dos tipos:

  • Expansiva cuando busca aumentar la cantidad de dinero en circulación.
  • Restrictiva si busca reducirla.








    Desde finales de la década de 1980, el régimen de metas de inflación es el marco más utilizado en política monetaria. Los bancos centrales de Canadá, la zona del euro, el Reino Unido y Nueva Zelandia, entre otros, han establecido metas de inflación explícitas. Asimismo, muchos países de bajo ingreso están abandonando las estrategias de metas de agregados monetarios (una medida del volumen de dinero en circulación) en favor de un régimen de metas de inflación. En los últimos tiempos, en medio de preocupación por la pérdida de margen de maniobra para la aplicación de políticas y en un contexto de tasas de interés de equilibrio más bajas y decrecientes expectativas de inflación, los grandes bancos centrales han estado revisando los marcos de política monetaria.

    Los bancos centrales ejecutan su política monetaria a través de ajustes de la masa monetaria, en general en operaciones de mercado abierto. Por ejemplo, pueden reducir el volumen de dinero vendiendo títulos públicos mediante un acuerdo de «venta y recompra», tomando así dinero de bancos comerciales. El objetivo de las operaciones de mercado abierto es controlar las tasas de interés a corto plazo, que a su vez influyen en las tasas a más largo plazo y la actividad económica en general. En muchos países, en especial en los de bajo ingreso, el mecanismo de transmisión de la política monetaria no es tan eficaz como en las economías avanzadas. Antes de pasar del régimen de metas monetarias al de metas de inflación, un país debe haber desarrollado un marco que permita al banco central establecer metas para las tasas de interés a corto plazo. 



Objetivos de la política monetaria.

Mediante el uso de la política monetaria, los países tratan de tener influencia en sus economías controlando la oferta de dinero y así cumplir con sus objetivos macroeconómicos, manteniendo la inflación, el desempleo y el crecimiento económico en valores estables. Sus principales objetivos son:

    Controlar la inflación: Mantener el nivel de precios en un porcentaje estable y reducido. Si la inflación es muy alta se usaran políticas restrictivas, mientras que si la inflación es baja o hay deflación, se utilizarán políticas monetarias expansivas.

    Reducir el desempleo: Procurar que haya el mínimo número de personas en situación de desempleo. Para ello se utilizarán políticas expansivas que impulsen la inversión y la contratación.

    Conseguir crecimiento económico: Asegurar que la economía del país crece para poder asegurar empleo y bienestar. Para ello se utilizarán políticas monetarias expansivas.

    Mejorar el saldo de la balanza de pagos: Vigilar que las importaciones del país no son mucho más elevadas que las exportaciones, porque podría provocar un aumento incontrolado de la deuda y decrecimiento económico.



    Los objetivos de la política monetaria difícilmente podrán lograrse por si solos. Para conseguirlos será necesario la puesta en marcha de políticas fiscales (disciplina de la política económica centrada en la gestión de los recursos de un Estado y su Administración. Está en manos del Gobierno del país, quién controla los niveles de gasto e ingresos mediante variables como los impuestos y el gasto público para mantener un nivel de estabilidad en los países.) que se coordinen con la política monetaria, debido a que la política monetaria tiene múltiples limitaciones, como por ejemplo, la influencia del sector publico o algunos factores sociales concretos, por ejemplo en situaciones de hiperinflación o guerras, cuando el Estado necesita endeudarse más, la política monetaria es muy difícil de manejar y poco eficaz. 
    Además, muchas veces los mecanismos de la política monetaria no consiguen los objetivos deseados, sino que alteran otros factores. Por ejemplo, si aumentamos la masa monetaria de una economía para conseguir crecimiento económico, puede que lo único que consigamos es un aumento de los precios.




Los efectos en la política económica.

Que el banco central decida seguir una política expansiva o restrictiva, es decir, que decida ampliar o reducir la oferta monetaria depende de la situación de la economía y de lo que se persigue con ello.

La ampliación o reducción de la oferta monetaria afectará a los tipos de interés, que serán menores o mayores según el caso, y también influye en las condiciones de créditos de los bancos, que darán financiación a empresas y particulares con más facilidad cuando hay dinero en circulación y endurecerán estas condiciones cuando hay menos dinero o es más caro.

Esta subida o bajada del dinero en circulación llega, por tanto, a través de los bancos a las empresas o particulares, por lo que afecta a la inversión y al consumo consiguiendo, según lo que se necesite, incentivar o frenar la actividad económica del territorio.
Además de los efectos reales las medidas de los bancos emisores tienen unos importantísimos efectos psicológicos en la población, que también producen cambios. Asimismo, influyen en los mercados secundarios de valores de las empresas (en la cotización de la Bolsa).
Todos los efectos de la política monetaria se producen a corto plazo, los economistas están de acuerdo en que a largo plazo tiene muy poca incidencia dado que lo que importa allí son los factores efectivamente existentes como el nivel de empleo, la productividad, el nivel de renta, etc.




    Tras la crisis financiera mundial, los bancos centrales de las economías avanzadas relajaron su política monetaria y rebajaron las tasas de interés, hasta que las tasas de interés a corto plazo se situaron cercanas a cero, lo cual impedía seguir rebajando las tasas de intervención (es decir, opciones de política monetaria convencionales limitadas). Coincidiendo con el aumento del riesgo de deflación, los bancos centrales emprendieron políticas monetarias no convencionales, incluida la compra de bonos a largo plazo (sobre todo en Estados Unidos, el Reino Unido, la zona del euro y Japón), con el objetivo de seguir reduciendo las tasas de interés a largo plazo y relajar las condiciones monetarias. Algunos bancos centrales incluso situaron las tasas de interés a corto plazo por debajo de cero.
   
 En respuesta a la pandemia de COVID-19, los bancos centrales activaron medidas sin precedentes para distender la política monetaria en el mundo entero, proporcionar abundante liquidez a los mercados de financiamiento centrales y mantener el flujo de crédito. A fin de atenuar la presión en los mercados locales de bonos y de divisas, los bancos centrales de muchas economías emergentes recurrieron a intervenciones cambiarias y, por primera vez, a programas de compras de activos.









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