Enfoque de genero en el mercado del trabajo

 




  1. La información presentada corresponde a los datos anuales de la ENE, calculados como el promedio simple de los trimestres en orden calendario (enero-marzo; abril-junio; julio-septiembre y octubre-diciembre). 
  2. El resultado de la brecha puede diferir al restar con mayor o menor número de decimales. 
  3. Respecto a información sobre indicadores de sexo y género, refiérase a: INE, 2015. Guía metodológica para incorporar el enfoque de género en las estadísticas, disponible en: http://www.ine.cl/genero/documentos_de_analisis.php
  4. La Fuerza de Trabajo se define como las personas en edad de trabajar que durante la semana de referencia cumplen los requisitos para ser incluidas en las categorías de Ocupados o Desocupados.








    La tasa de ocupación representa al número de personas Ocupadas como porcentaje de la PET, reflejando el grado de absorción de la oferta de trabajo que existe en el mercado laboral. En el Gráfico 2 se observa que en el período 2010-2016, más de 66% de los hombres en edad de trabajar tuvo empleo y más de 40% de mujeres también lo tuvo. Ahora bien, la trayectoria de los hombres Ocupados entre 2010 y 2016 osciló entre 66% y 68%, aproximadamente, con una tendencia a mantenerse en el tiempo. De hecho, los años 2010 y 2016 presentaron la misma tasa de ocupación (66.9%). La tasa de ocupación de mujeres, en cambio, aumentó aproximadamente en 4,0 pp. desde 2010 a 2016, registrando una tasa de 41,0% en 2010 y de 44,7% en 2016.

    En consecuencia, la brecha de género disminuyó en el tiempo, pues si bien en 2010 las mujeres tenían empleo en una proporción de 25,9 pp. inferior a los hombres, en 2016 la brecha se redujo a -22,2 pp. A pesar de esto, es considerable la diferencia en el acceso al mercado laboral entre hombres y mujeres. En el período 2010-2016, la brecha más alta se registró en 2010 (-25,9 pp.) y la más baja en 2014 (-22,2pp.). Cabe mencionar que en 2016 la brecha alcanzó -22,2 pp., registrando una pequeña variación (0,2 pp.) respecto al año anterior.







    La tasa de desocupación se refiere al número de personas Desocupadas expresado como porcentaje de la Fuerza de Trabajo, siendo este el indicador que refleja la presión coyuntural que existe en el mercado laboral. Consistentemente, en la desocupación se mantienen las desventajas para las mujeres respecto a los hombres, mostradas en las tasas anteriores (participación y ocupación), porque son las mujeres las que tuvieron mayores tasas de desocupación en el período 2010-2016. 
    
Entre 2010 y 2013, la tasa de desocupación de las mujeres disminuyó de 9,6% a 6,9%, y de 2014 a 2016 aumentó de 6,9% a 7,0%, con una variación de 0,1 pp., reflejando un estancamiento de la tasa en los últimos tres años estudiados. En el caso de los hombres, la tendencia de la tasa de desocupación se mantuvo a la baja entre 2010 y 2013, con una variación negativa de 1,9 pp. en ese período; sin embargo, desde 2013 a 2016 aumentó 0,8 pp.










Mujer y trabajo en Chile: El desafío de reconstruir mejor tras la crisis




Al igual que el resto del mundo, Chile no ha estado exento de las diversas consecuencias que ha dejado la pandemia en el mundo del trabajo. Uno de los sectores más afectados, sin duda ha sido el empleo femenino.
Durante el periodo del segundo y tercer trimestre de 2020, cuando las medidas de confinamiento impactaron con mayor fuerza a la economía y al mercado laboral, hubo una destrucción sin precedentes del empleo femenino, el que se contrajo 21,5% respecto de igual periodo de 2019, y de forma más pronunciada que el empleo de los hombres, que se redujo en 16%. En esta etapa, la destrucción de empleos femeninos fue mayoritaria en categorías ocupacionales como el servicio doméstico, y en ramas de actividad, como hotelería y restaurantes, que tienen alto componente femenino. A su vez, la destrucción de empleos fue proporcionalmente mayor en los empleos informales que en los formales.

En 2020 el empleo femenino se redujo 14,9% y en 2021 creció 5,9%. Esto implicó que, para fines de 2021, el nivel de empleo femenino alcanzó solo los niveles registrados a mediados de 2018, y por debajo de lo observado en 2019.

A ello se suma que las categorías ocupacionales y los sectores más afectados por la pandemia, y que a la vez tienen alto componente femenino, presentan aún mayores rezagos. Si bien la caída del empleo femenino en 2020 fue mayor entre las trabajadoras informales (24,2%) que entre las formales (11,0%), en 2021 el crecimiento del empleo fue más acentuado entre las informales (12,2%) respecto de las formales (3,5%). Ello llevó a que la tasa de informalidad del empleo femenino pasara de 29,7% en 2019 a 26,2% en 2020 y a 28,0% en 2021.

Junto con la destrucción del empleo por la pandemia también se redujo la oferta laboral femenina que cayó 12,1% en 2020 y creció 3,8% en 2021. Esto se tradujo en que la tasa de participación laboral de las mujeres alcanzara en el último trimestre de 2021 al 48,1%, similar nivel al observado en el año 2012. Es decir, si bien ha habido recuperación del empleo, todavía existe un gran contingente femenino fuera de la fuerza del trabajo, que ha tenido que afrontar en especial las tareas de cuidado en el hogar durante la pandemia.

Para una mejor reconstrucción del empleo femenino tras la crisis, es fundamental que se fortalezcan e intensifiquen los sistemas de cuidados de niños, ancianos y enfermos, junto con la presencialidad de las actividades escolares, lo que facilitará la transición hacia el mercado laboral de muchas mujeres que dejaron de participar durante la pandemia. Además, los incentivos deben enfocarse en facilitar los mecanismos de contratación en la esfera formal, porque la reincorporación desde la informalidad podría implicar precarización de las condiciones laborales del empleo femenino. Por ende, junto con la posibilidad de mantener los subsidios al empleo formal, deben activarse los mecanismos de intermediación y capacitación laboral, con enfoque de género, que faciliten la transición hacia el empleo.

Muchas mujeres que están fuera de la fuerza laboral, durante la pandemia reevaluaron tanto su relación con el mercado de trabajo como sus prioridades, llevándolas a buscar condiciones laborales que les permitan conciliar de mejor manera las demandas laborales y familiares. También se observa la importancia de la promoción productiva de las actividades y sectores económicos fuertemente afectados por la pandemia, que incluyan una perspectiva que permita ampliar oportunidades de empleo para las mujeres.

Por Juan Jacobo Velasco, Oficial Nacional de Información Laboral. Oficina de la OIT para el Cono Sur de América Latina.(Marzo 2022).







Comentarios

  1. Interesante como las estadisticas muestran la brecha entre hombres y mujeres, me gustaria saber formas para reducir esta brecha.

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  2. Super buena publicación!, un tema super importante actualmente y que lástima que solo basto la existencia de una crisis para que los derechos de las mujeres se volvieran a poner en riesgo y existir nuevamente una brecha salarial.

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  3. Se dice que el periodo de contagio por el virus reduce el trabajo de mujeres .. y después de un periodo volvió a normalizar pero aún así es bajo .. obvio porque en el periodo de contagio se cerró los colegio se cerró los jardines . Y e aquí donde la mujer tiene que dejar de trabajar y quedarse en casa . Igual dice las asesoras del hogar lógico el empleador no querría que se contagie entonces hubieron despidos masivo y quienes eran la MUJER

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